Obispo de Philadelphia, Pennsylvania, EUA, nació en Prachatitz, Bohemia, el 28 de marzo de 1811, siendo hijo de Felipe Neumann e Inés Lebis. Asiste a la escuela en Budweis y entra en su seminario en 1831.
Dos años más tarde se traslada a la universidad de Charles Ferdinand, Praga, donde estudia teología. Espera ser ordenado sacerdote en 1835, pero entonces decide el obispo que no habrá más ordenaciones.
Hoy es difícil imaginarse una cosa semejante, pero en aquel entonces, Bohemia estaba llena de sacerdotes. Juan escribe a todos los obispos de Europa, pero la historia se repite en todas partes. Nadie quiere más sacerdotes. Juan está convencido, sin embargo, de que está llamado al sacerdocio; pero todas las puertas se le cierran. Juan no renuncia a pesar de todo. Ha aprendido el inglés trabajando en una fábrica donde los jornaleros hablaban inglés.
Escribe entonces a obispos de América. Por fin, el obispo de Nueva York acepta ordenarlo. Para poder seguir la llamada de Dios al sacerdocio, Juan se ve obligado a abandonar para siempre su madre patria y a atravesar el Atlántico en pos de una tierra nueva y todavía dura. En Nueva York, Juan se convierte en uno de los 36 sacerdotes al servicio de los 200.000 católicos de la diócesis. Su parroquia, en la parte occidental del estado de Nueva York, se extiende desde el lago Ontario a Pennsylvania.
Su iglesia no tiene ni campanario ni pavimento, pero poco importa esto porque Juan anda casi siempre por la calle y se desplaza de aldea en aldea, escalando incluso montañas, para visitar a los enfermos. Se alberga en los desvanes de las casas y en las tabernas donde incluso trata de catequizar a la gente. Celebra la misa sobre mesas de cocina. Su trabajo es ingente y su parroquia está muy aislada. Juan siente el deseo de pertenecer a una comunidad y entra con los Redentoristas, una congregación de sacerdotes y hermanos dedicados a ayudar a los pobres y a los más abandonados.
Es el primero de los sacerdotes que entrarán en la Congregación en América, hace los votos en Baltimore el 16 de enero de 1842. Desde el comienzo, sus compañeros religiosos lo aprecian muchísimo por su notable santidad, por su celo y por su amabilidad. Su conocimiento de seis lenguas modernas, nada menos, lo hace particularmente apto para trabajar en la políglota sociedad americana del siglo XIX.
Trabaja en Baltimore y en Pittsburg. En 1847 es nombrado Visitador o Superior Mayor de los Redentoristas en Estados Unidos.